PROLOGOS



LA INOCENTE HECATOMBE VIII
MISIONET: ES UNA IDEA Y VARIAS A LA VEZ





En esencia el impulso por “contar algo”, producto de todo aquello a lo que estamos expuestos todos los días: el cine, la música, la televisión, los videojuegos, y, obviamente para nosotros, los historietistas, los mismos cómics. Los temas provienen de nuestro entorno familiar, de amigos, de lugares que frecuentamos y la gente que conocemos, las cosas que hacemos y vivimos. Toda esta información “procesada” por nuestra propia subjetividad nos exige ser expresada por nuestras manos como una necesidad casi vital. Como una adicción. Y en la práctica es un vicio.

Para efectos de mercadotecnia, es siempre más sencillo encerrar a cada cosa, cada historia y cada estilo en una clasificación. Sin embargo, eso no significa que el autor tenga que restringirse a fórmulas mediáticas o de temática social para poder expresarse, vale decir, enclaustrarse en términos más fáciles de digerir, y por eso mismo carentes de interés por lo repetitivo, al menos para los interesados en ver, leer y hacer cosas diferentes.

Nosotros preferimos que en nuestras historias fluya libremente toda la carga de influencias que cada uno de nosotros pueda tener, sin preocuparnos por cumplir con criterios predefinidos por un género, o con la obsesión constante de captar a un solo público objetivo ya establecido por alguien más. Si cada persona es un mundo en sí misma por su complejidad, cada historia de Misiones posee matices con los que cualquiera puede sintonizar y divertirse. Porque ese es el objetivo: entretenimiento. Que la gente pase un buen momento leyendo nuestras historias así como nosotros nos divertimos al momento de hacerlas.


Nosotros preferimos que en nuestras historias fluya libremente toda la carga de influencias que cada uno de nosotros pueda tener, sin preocuparnos por cumplir con criterios predefinidos por un género, o con la obsesión constante de captar a un solo público objetivo ya establecido por alguien más. Si cada persona es un mundo en sí misma por su complejidad, cada historia de Misiones posee matices con los que cualquiera puede sintonizar y divertirse. Porque ese es el objetivo: entretenimiento. Que la gente pase un buen momento leyendo nuestras historias así como nosotros nos divertimos al momento de hacerlas.


Varias ideas y una a la vez: que nuestro vicio sea su entretenimiento. Tome asiento y relájese, que las pastruladas van a empezar.


Los autores





LA INOCENTE HECATOMBE VII
EL MUNDO INSIGNIFICANTE





Me gustan las muchachas y las flores aún si estas son carnívoras y aquellas evidencian otoños (o viceversa). Unas y otras son, de un modo u otro, lo único que, así no sea más que en su decadencia o ausencia, siempre he dibujado (esta consideración vale lo mismo para las crónicas del desamor como para las de la guerra, al menos, para las del tipo de guerra que me interesa), y creo que ello explica en alguna medida el cariño que siento por mis dibujos, y el respeto que le tengo al ejercicio del dibujante, lo sea de historietas, cuerpos, mates, mantos o tierras. Cariño y respeto suficientes para guardar, sin prisas, su llegada en plenitud y avenencia (la certeza de la plenitud es para mi, singularísima intuición de un equilibrio fundamental), y reconocer enternecido sus imperfecciones, aceptando, finalmente, su marchites y extinción en la distancia y el deterioro, la interpretación y el olvido. Ya se encargará mi subjetividad de poner a salvo de la cruel irrealidad y sus exigencias “prácticas” a la belleza que emerge de la noche hibernal, y me asombra y conmueve el instante previo a su desaparición definitiva - algo que el sentido trágico que del conocimiento de lo inexorable se desprende - y la irreparable tristeza que lo acompaña no han logrado, empero arrebatarme.


Siendo así, ¿qué interés podría yo tener en estos tiempos de autobiografías pélvicas, video clips, devenidos sucesos cinematográficos, “instalaciones” narcisistas, mimesis coprográficas y bricheraje virtual para compartir con ustedes estas páginas? ¿Porqué habría de hacerlo si saturados hasta la insensibilidad y el embrutecimiento por la indiscriminada sobreabundancia de imágenes, sonidos y palabras sin mayor significación mediatizando sus relaciones interpersonales y la experiencia (y el conocimiento) de su propia interioridad han devenido homo videns incapaces de ver y valorar lo que, por el contrario, merece toda mi atención y respeto? ¿Habría de arriesgarme a permitirles mirar con displicencia, chanza o puerilidad aquello que emerge de los surcos trazados de estos viejos papeles durante el poco tiempo del que disponen entre sus conversaciones por teléfono celular, ingesta de hamburguesas y visitas a las naderías que otros autistas igualmente estúpidos y bien informados han defecado en sus e mails?


“Vemos solo a medias, sentimos solo a medias, comprendemos solo a medias”, escribía ya en 1952 Lewis Mumford refiriéndose a la confortable (¿?) sociedad espectacular mercantil, un verdadero Hades de sombras multicolores y brillantes que habían sustituido la posibilidad misma de experiencias significativas y reales, sin dejarle casi al artista (detesto esa palabra) otro recurso que el escándalo o el berrinchismo, devenido estilo y virtud para llamar la atención sobre su obra o hacer “sentirla”. ¿Debía yo recurrir a él para obtener de ustedes - ¡de ustedes! - la dudosa comprensión de experiencias por lo demás intransferibles y falsas en lo parcial de toda “explicación”? Permítanme un razonable escepticismo.


Y, no obstante, la creciente canalización que la política cultural del Imperio promueve en su intento por hacer de todo esto el triste remedo “latino” de un guetto para vendedores de crack y payasos del rap; me resulta lo suficientemente insoportable como para renunciar a la exigencia del lector y aportar las pedradas que sean posibles: el arte puede no deberse más que a su propio impulso (eso es lo que lo diferencia de la propaganda y de la pornografía), pero ese impulso no excluye nunca cierto nivel de compromiso con los otros, la época y la historia (“no comprometerse” es ya una forma de tomar posición), so riesgo de quedar reducido a la terapia para imbéciles a la que aludía De Chirico.


Sea, pues: fraternalmente, así no sea más que de puro accidente, aspiro a cortar vuestros dedos y ojos con los bordes de estas hojas y a poner su sangre en contacto con un mundo que se muere.


Miguel Det





LA INOCENTE HECATOMBE VI



                                                                                    


El optar por la máxima pluralidad siempre nos llevará a lidiar con el acercamiento de antagonismos muchas veces encontrados; no hallo en eso la más mínima importancia para tomar en cuenta como pauta de edición. Desde que empecé a trabajar con José Luís, Paulo y Willy este dignísimo proyecto, comprendí que lo encontrado de estos antagonismos obedece más a una intención de parte que a una razón intrínseca.


Quiero aplaudir con todo el agradecimiento del caso, a quienes me precedieron en la dirección. El niño que entregaron en mis manos, comprendo ahora, lo recibí muy bien educado. Aplaudo de manera especial ese cálido sentir del terruño que magistralmente nos presenta el libérrimo literato ayacuchano Sócrates Zuzunaga Huayta (Premio nacional de Educación Horacio, Premio en el Cuento de las Mil Palabras de la revista Caretas y finalista en el concurso internacional Juan Rulfo); a este artista va dedicada la presente edición.


El presente número de la Inocente Hecatombe tiene una significación especial: el notorio apego de los historietistas a la búsqueda del género de identificación. Aunque un tanto embrionarios, en nuestro medio, se alcanzan a diferenciar: la protesta social, la crisis de las relaciones interpersonales, el realismo fantástico, la narrativa conceptual, la ciencia ficción y la adaptación literaria.


Finalmente un aplauso para ustedes, son la razón de nuestra existencia.


Carlo Gonzáles Ocampo, Farol
Director





LA INOCENTE HECATOMBE V



                                                                                            

Me acerqué a esta revista preso de la responsabilidad del buen lector que siente que pasa el tiempo y su novela seriada no continúa. Al cabo de un tiempo me encuentro al frente de ella.


Mi responsabilidad es ahora con el buen lector, y tengo que lidiar con dos complicados ritmos: el de los historietistas y el de las ventas. En nuestro medio parece que uno se empeña en ganarle en lentitud al otro. A partir de este número esta revista cuenta con el respaldo de Nagra Sociedad de la Historieta, y su archivo institucional.

Muy complacido manifiesto que la Inocente Hecatombe seguirá apostando por las propuestas personales y sobre todo, por aquello que le viene siendo característico: la pluralidad. En este sentido cito el lema de los programas anuales de promoción que desarrolla Sociedad de la Historieta: EXPO COMIC


“Todos los estilos,
todas las tendencias”


Carlo Gonzáles Ocampo, Farol
Director





LA INOCENTE HECATOMBE IV



                                                                                 


Hemos vuelto. Pero en esta ocasión, el presente número tiene un significado especial. Implica la muerte de la revista. Un deceso previsto desde diciembre de 2000, cuando La Inocente Hecatombe decidió dedicarse a la historieta.


Y aunque parezca extraño, este fallecimiento significa para nosotros, un motivo para festejar. En especial para mí, porque implica el nacimiento de un proyecto. Uno que planeamos con Francis Novoa desde el principio como un pequeño aporte a todos los soldados anónimos – cobardes y valientes – que combaten por crearle a la historieta un espacio.


Ésta es, pues, la consecuencia de aquel anhelo. El número 4 es una realidad y trae consigo el cambio de dirección que se prometió desde el principio.


Y ese es el motivo de mi alegría, porque veo con beneplácito que el primer ciclo se ha cerrado y se ha de iniciar otro, con una nueva persona al frente por un número similar de publicaciones, iniciándose así, el proyecto tal y como fue pensado.


Por eso, como solía decirse en las monarquías cuando un rey fallecía y se recibía a un nuevo gobernante, solo me resta decir:


¡La Inocente Hecatombe ha muerto!
¡Viva La Inocente Hecatombe¡



José Luís Torres Vitolas
Director





LA INOCENTE HECATOMBE III



                                                                                          


No estamos muertos. Y si alguien pensó así, este número lo sacará de tal error, porque un proyecto como La Inocente Hecatombe no puede morir. No debe. Porque es la primera vez que una editorial apoya económicamente y brinda completa libertad a una publicación de este tipo. En este sentido, la responsabilidad mayor está en nosotros. Depende de nuestra disposición y vocación. Lo real es que si queremos que esto salga adelante (no me refiero a esta revista en particular, sino a la historieta en el país) ya es necesario que apartemos de la mente aquella idea de que hacer esto es un pasatiempo. Tomémoslo más en serio. Incluso, sería mucho más interesante tomarnos a nosotros mismos en serio. Después de todo, los trabajos que hacemos reflejan el esmero que les ponemos y la importancia que les damos.


Es por esta razón que nos hemos demorado un poco. Somos conscientes que cada paso que damos – así sea en falso o en el sentido equivocado – es un paso hacia delante, porque nos da experiencia. A final de cuentas, publicar una revista de solo historietas es complicado. “¡Es imposible! No hay material, no hay gente”, me advirtieron meses antes de que salga el primer número. Bueno ya vamos por el tercero. Y el cuarto y el quinto y el sexto… vendrán más adelante. Porque estoy seguro que esto va a continuar. Debe hacerlo.


Después de todo, gente capaz y en extremo hábil existe. Únicamente hace falta que dejemos de lado rencillas y resentimientos infantiles y empecemos a producir sinergia. Poco a poco y con tropiezos, por suerte lo vamos logrando. Y eso es lo que ahora queremos compartir. De momento sólo resta decir: ¡Bienvenido el número tres!


José Luís Torres Vitolas
Director






LA INOCENTE HECATOMBE II



                                                                                       


Salió el número dos. El número dos de la única revista peruana dedicada exclusivamente a la historieta aunque algunos lo duden o lo nieguen, es la única. Y los números siguientes ya vendrán trimestralmente más adelante. La continuidad de la publicación, por suerte, está garantizada. Sin embargo, ahora, el hecho de su permanencia en el medio depende de muchos factores, pero, sobre todo, exclusivamente de nosotros, los dedicados a este arte.


Ya es tiempo de alejarnos del apelativo de “movida” y convertirnos en movimiento. Es momento de remecer. Porque capacidad y talento tenemos. Talvez, nos falten ganas, es cierto. Pero ya basta de desidia, ¿no? Ya basta. Por eso es que esta revista se presenta como una propuesta, a manera de ventana o viñeta, en la que podemos caber todos. Ese es su objetivo. Por tal razón la dirección estima y pretende ser rotativa cada cuatro números.


Ya no somos bebés para seguir llorando o peleando por estupideces. Ya debemos dejar de gatear. Ya podemos. Hay muchos pasos que dar. Bastantes. Y, además, el camino correcto no existe. Hay que crearlo. La pregunta es: ¿queremos?


Realmente espero que sí.


José Luís Torres Vitolas
Director





LA INOCENTE HECATOMBE I



                                                                                  


La historieta en el país, desde hace un tiempo atrás, ha construido su espacio propio. Es cierto, tala vez no sea, todavía, uno grande. Y, quizás, también sea cierto que en el camino se cometieron muchas torpezas. Pero, ¿qué proceso de aprendizaje no las posee?


Sin padres ni hermanos mayores, el camino ha sido incierto. Oscuro. Hasta siniestro en su adversidad. No es una novedad que existe un rechazo hacia la propuesta artística de la historieta. Rechazo que se presenta siempre con una afable sonrisa indiferente. Sonrisa que, a menudo, dice categórica: “Eso es cosa de niños, no es nada serio”. Pero, lo nebuloso de este panorama no sólo se debe a los que minimizan o desprecian este arte. También la culpa desde diversos puntos de vista está en nosotros, los dedicados a esto. No es oportuno detallar o explicar como construimos esta culpa. Que cada uno de nosotros haga su examen de conciencia. Después de todo, el dicho reza que los trapos sucios se lavan en casa. Y muchos, creo, consideramos a la historieta nuestra casa.


Es así que se presenta esta revista. No sólo como la primera y la única en el país en dedicarse exclusivamente a la historieta peruana; sino también como esa voz infantil que reclama que también los niños hacen cosas serias. Como el pequeño que tira la piedra, rompe el vidrio y no esconde la mano pues sabe que, a veces, es necesario hacerlo. Ese es el espíritu de la revista desde aquel agosto, cuando cobró vida al separarse des sus literarias hermanas siamesas (El Acné de Narciso, Gimnasio de Musas y El Colibrí Lírico). Ese es el alma de esta cándida publicación que apenas si pretende jalar el mantel de la mesa y producir un pequeño desastre o una inocente hecatombe.

Aunque no es propio en una editorial, antes de finalizar, quisiera manifestar mi agradecimiento a Cherman, pues con su perseverancia con el Crash Boom Zap me enseño que la historieta existe, sobre todo, la historieta peruana. En segundo lugar, quisiera expresar mi gratitud de manera muy especial a Josué Maguiña. Gran y estupendo amigo a quien le debemos tanto Francis, yo y esta revista.


José Luís Torres Vitolas
Director